Los sordos de Rodrigo Rey Rosa



Autor: Rodrigo Rey Rosa
Fecha de publicación: 2012
Editor: Alfaguara
Páginas: 240
Mi opinión

* Yo presiento cuando algo malo va a pasar, y estoy sintiéndolo ahora. Te lo digo desde lo más profundo de mi ser, es algo que sé que tiene que ver con esos volcanes. *


Los sordos se inicia con dos desapariciones: la de un niño sordo en un pueblo del interior guatemalteco y la de Clara, hija de un banquero rico y «amable tirano». ¿Hay alguna conexión entre ambos hechos? ¿Qué papel juegan Javier, amante de Clara y abogado de la familia, los guardaespaldas de Clara y de su padre, y los médicos que dirigen un hospital de prácticas sospechosas? ¿Es posible aún alguna forma de amor y de justicia en medio de la violencia? Un apasionante thriller que es también un retrato implacable de la Guatemala actual.
“Sorprendente” es la palabra que mejor describe Los sordos. Todavía no he decidido si me ha gustado o no, si estoy impresionada o decepcionada, pero lo cierto es que no esperaba nada de esto. Cuando compré el libro de Rodrigo Rey Rosa pensaba que se trataba de una novela policíaca típica, cuya única originalidad era el hecho de que tenía lugar en Guatemala. Sin embargo, ya en las primeras páginas me di cuenta de que no era nada típica.
El resumen de la contraportada es lo que me indujo a error: creía que la historia trataría de una chica, Clara, y de un chico sordo que desaparecen, y que el argumento consistiría en una investigación para encontrarles. Aunque estos elementos aparezcan en la historia, no tienen tanta importancia.
En realidad, el personaje principal es Cayetano, un hombre joven que pasa a ser guardaespaldas de Clara. Los primeros capítulos sirven para introducir los varios protagonistas y descubrir algunos aspectos de la vida guatemalteca. Si bien encontré estos detalles interesantes al principio, algunas escenas me parecieron demasiado largas y un poco repetitivas. Afortunadamente, el prólogo, al contar la desaparición del niño sordo añadió suspense a la historia.
Lo sorprendente es que esta introducción no tiene vínculos con lo que pasa en los capítulos posteriores y solo volvemos a encontrar al niño al final de la historia. En cuanto a la desaparición de Clara, los cambios de narrador que aparecen no añaden verdadero suspense, puesto que sabemos lo que pasó. Lo único que queda para descubrir son las motivaciones de las personas implicadas.
Luego viene una parte bastante sorprendente que consiste en un intercambio de correos electrónicos. La idea me parece buena, pero la verdad es que fue muy desestabilizadora porque no sabemos quién escribe a quién. Hay mensajes de varias personas, que hablan de acontecimientos que desconocemos y resulta confuso e incomprensible. De alguna manera, eso podría crear expectación por parte del lector, pero para mí fue demasiado.
En la parte siguiente acompañamos a Cayetano en búsqueda de Clara. Otra vez más, no encontré lo que buscaba: llegamos a conocer más al protagonista que a averiguar datos sobre la investigación. No obstante, me gustó descubrir su vida y su carácter; sus pasos para encontrar informaciones sobre Clara, aunque no muy detallados, son interesantes. Finalmente, nos encariñamos con él y esperamos que todo salga bien.
En los últimos capítulos, el ritmo se acelera y, de repente, todo encaja; entendemos los correos electrónicos –aunque es útil volver a leerlos para estar seguro de entenderlos bien y de no perder detalles importantes– y lo que pasó con Clara (o eso creemos). Después de algunas sorpresas llenas de suspense nos encontramos dentro de la sociedad maya de Guatemala. Esto merecía un desenlace espectacular, pero su final abierto me decepcionó mucho: ¿Qué pasa en realidad? ¿Dónde están los personajes que hemos seguido durante toda la historia? ¿Cómo termina la aventura? Demasiadas preguntas que quedan sin responder.
Como conclusión, tengo que admitir que Los sordos me decepcionó bastante, sobre todo porque la historia prometida por el resumen no era la que leí entre sus páginas. Sin embargo, Rodrigo Rey Rosa traza un retrato interesante –aunque bastante negativo y crítico– de Guatemala, lo que me interesó mucho. No recomendaría este libro a los aficionados de novelas policíacas clásicas y llenas de suspense de principio a fin, pero interesará sin duda a quien busque algo poco habitual, elíptico y abierto a la interpretación personal.


Mucha gracias Patricia por la corrección

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